Estar Siendo...
Hoy me levante pensando en "Estar Siendo" una expresion que existe en español pero no tiene traducción al Inglés ya que son dos verbos que en ingles son uno solo: "Estar" y "Ser" en Ingles es "To Be" y según un autor argentino que leí en mi juventud "Estar Siendo" es lo que define a América Latina.
"Estar Siendo" la identidad del sujeto aparece definida en la acción, por eso es "estar siendo", esta visión reconoce la dialéctica de la acción del sujeto que diversifica las experiencias, percepciones y modos de representación.
Es importante determinar la significación de los verbos ser y estar para América latina; pues, a través de la significación de cada verbo podemos comprender la manera con la cual se asume nuestra realidad cultural.
Los verbos poseen una diferencia clara significativa; ser, define; estar, señala. Filosóficamente ser hace referencia a la esencia, y estar a su vez hace referencia a la ubicación de un ente. Ahora bien, la condición de estar nada indica de sus condiciones interiores, sino sólo indica una condición, la de indicar un modo con que se da.
Cuando planteamos que en América latina es necesario hacer un análisis pre-óntico, se indica que habrá que comprender la realidad desde la condición propia de estar. Mientras que no se inicie en Latinoamérica el estudio cultural desde la condición de estar, será limitada nuestra óptica de la realidad. La ciencia occidental carece de la condición de analizar la realidad desde el estar, por esto resulta ineficiente como método para interpretar nuestra realidad. Igual, ocurre en el campo de la filosofía, sólo nos será pertinente un pensamiento filosófico que se origine desde nuestra condición de estar y no de ser.
La condición del estar se encuentra íntimamente relacionada con el existir, con la dinámica existencia diaria de los pueblos. Es un estar por decisión propia, con la condición de generar productos culturales que nos diferencien y nos liberen como pueblos. Mucho más allá de conceptos sesgados de superior o inferior, de bueno o malo, conceptos impuestos por una cultura ajena a Latinoamérica; el estar, nos capacita a poseer individualidad, diferenciación, libertad.
Al examinar el horizonte simbólico cultural de los pueblos indígenas de América se aprecia el predominio de la condición de estar, y un modo del ser como circunstancia. En América se es a nivel simbólico, donde existe una conciencia de la relatividad del símbolo. Nuestra expresión artística representa una muestra simbólica que denota una condición de estar; pues aparece como un ‘estar-siendo’ y de ninguna manera un ‘ser que esta’, como indica Heidegger. Ahora bien, el estar roza la condición del vivir puro a nivel biológico; esto, indudablemente, pertenece a la condición de pre-ontológico y no proto-ontológico, a la manera de entender de Heidegger. Sólo en esta dimensión aparece la comprensión de lo que nos ocurre.
Analizando la condición de estar en Latinoamérica se pueden entender las contradicciones políticas y culturales como puesta en oposición entre lo que es del qué, y el estar, que responde al hecho de vivir y al puro ahí en una realidad inalienable. Esto, indudablemente nos conduce a reflexionar sobre nuestra realidad cultural, entendiendo la característica de estado híbrida de la misma. Esa característica de hibridez responde a la incapacidad de encontrar una expresión propia a esta condición de simplemente estar. La necesidad de encontrar un sentido propio entre los pueblos latinoamericanos, es inquietud entre nuestros intelectuales desde épocas tempranas; así en el inicio del siglo XX José Mariátegui (1978 Temas de Nuestra América, Obras Completas) nos comenta en 1924:
La América española se presenta prácticamente fraccionada, escindida, balcanizada. Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción. Los hombres que hacen la historia hispano-americana no son diversos. Entre el criollo del Perú y el criollo argentino no existe diferencia sensible. El argentino es más optimista, más afirmativo que el peruano, pero uno y otro son irreligiosos y sensuales. Hay, entre uno y otro, diferencias de matiz más que de color… de una comarca de la América a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero casi no varía el hombre. Y el sujeto de la historia es ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son formas de realidad humana. Su historia es, en su esencia, la historia del hombre.
Nuestra autenticidad no está en lo que para occidente es ser auténtico, sino en poder desenvolver esa estructura que nos lleva a creer que algo es auténtico o no. Nuestra única autenticidad radica en la comprensión de la condición de ‘estar-siendo’. Esto, es una forma, la única pertinente de reconocernos a partir de un horizonte puro.
"Estar Siendo" la identidad del sujeto aparece definida en la acción, por eso es "estar siendo", esta visión reconoce la dialéctica de la acción del sujeto que diversifica las experiencias, percepciones y modos de representación.
Es importante determinar la significación de los verbos ser y estar para América latina; pues, a través de la significación de cada verbo podemos comprender la manera con la cual se asume nuestra realidad cultural.
Los verbos poseen una diferencia clara significativa; ser, define; estar, señala. Filosóficamente ser hace referencia a la esencia, y estar a su vez hace referencia a la ubicación de un ente. Ahora bien, la condición de estar nada indica de sus condiciones interiores, sino sólo indica una condición, la de indicar un modo con que se da.
Cuando planteamos que en América latina es necesario hacer un análisis pre-óntico, se indica que habrá que comprender la realidad desde la condición propia de estar. Mientras que no se inicie en Latinoamérica el estudio cultural desde la condición de estar, será limitada nuestra óptica de la realidad. La ciencia occidental carece de la condición de analizar la realidad desde el estar, por esto resulta ineficiente como método para interpretar nuestra realidad. Igual, ocurre en el campo de la filosofía, sólo nos será pertinente un pensamiento filosófico que se origine desde nuestra condición de estar y no de ser.
La condición del estar se encuentra íntimamente relacionada con el existir, con la dinámica existencia diaria de los pueblos. Es un estar por decisión propia, con la condición de generar productos culturales que nos diferencien y nos liberen como pueblos. Mucho más allá de conceptos sesgados de superior o inferior, de bueno o malo, conceptos impuestos por una cultura ajena a Latinoamérica; el estar, nos capacita a poseer individualidad, diferenciación, libertad.
Al examinar el horizonte simbólico cultural de los pueblos indígenas de América se aprecia el predominio de la condición de estar, y un modo del ser como circunstancia. En América se es a nivel simbólico, donde existe una conciencia de la relatividad del símbolo. Nuestra expresión artística representa una muestra simbólica que denota una condición de estar; pues aparece como un ‘estar-siendo’ y de ninguna manera un ‘ser que esta’, como indica Heidegger. Ahora bien, el estar roza la condición del vivir puro a nivel biológico; esto, indudablemente, pertenece a la condición de pre-ontológico y no proto-ontológico, a la manera de entender de Heidegger. Sólo en esta dimensión aparece la comprensión de lo que nos ocurre.
Analizando la condición de estar en Latinoamérica se pueden entender las contradicciones políticas y culturales como puesta en oposición entre lo que es del qué, y el estar, que responde al hecho de vivir y al puro ahí en una realidad inalienable. Esto, indudablemente nos conduce a reflexionar sobre nuestra realidad cultural, entendiendo la característica de estado híbrida de la misma. Esa característica de hibridez responde a la incapacidad de encontrar una expresión propia a esta condición de simplemente estar. La necesidad de encontrar un sentido propio entre los pueblos latinoamericanos, es inquietud entre nuestros intelectuales desde épocas tempranas; así en el inicio del siglo XX José Mariátegui (1978 Temas de Nuestra América, Obras Completas) nos comenta en 1924:
La América española se presenta prácticamente fraccionada, escindida, balcanizada. Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción. Los hombres que hacen la historia hispano-americana no son diversos. Entre el criollo del Perú y el criollo argentino no existe diferencia sensible. El argentino es más optimista, más afirmativo que el peruano, pero uno y otro son irreligiosos y sensuales. Hay, entre uno y otro, diferencias de matiz más que de color… de una comarca de la América a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero casi no varía el hombre. Y el sujeto de la historia es ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son formas de realidad humana. Su historia es, en su esencia, la historia del hombre.
Nuestra autenticidad no está en lo que para occidente es ser auténtico, sino en poder desenvolver esa estructura que nos lleva a creer que algo es auténtico o no. Nuestra única autenticidad radica en la comprensión de la condición de ‘estar-siendo’. Esto, es una forma, la única pertinente de reconocernos a partir de un horizonte puro.